domingo, 19 de febrero de 2012

ASI HABLABA EUROPE-ACTIÓN.



" El verdadero sentido de nuestra lucha aparece cada vez más claramente: es la defensa del individuo contra los robots y, por consiguiente, la de las patrias contra el universalismo. Para nosotros, cada hombre y cada nación poseen una personalidad irreductible (…) El nacionalismo, es primero reconocer el carácter sagrado que posee cada hombre y cada mujer de nuestro país y de nuestra sangre. Nuestra amistad debe prefigurar esta unanimidad popular que queda el fin final de nuestra acción, una conciencia de nuestra solidaridad hereditaria e inalienable. Es esto nuestro socialismo ".

Jean Mabire, Europe-Action, junio de 1965, n°30

miércoles, 1 de febrero de 2012

TRADICIONES DE NUESTRAS TIERRAS: LA CANDELARIA.



A menudo mantenemos la costumbre de celebrar durante el año ciertas fiestas, asociándolas vagamente con distintos conceptos y practicando ciertos ritos y costumbres, la mayoría de los cuales carecen ya de sentido para nosotros o han sido vagamente disfrazados con explicaciones confusas o propias de una tradición que no es aquélla en la que nacieron.
De hecho, los festivales anuales forman parte de nues­tra cultura y los hemos asumido como partes integrantes del culto cristiano, añadiendo incluso, en ellos, la cele­bración de alguna festividad del santoral. Lo cierto es que nuestras fiestas fundamentales poseen un origen muy anterior al nacimiento del cristianismo y, sus significados se asocian preferentemente con las antiguas corrientes de veneración a los Dioses de la naturaleza y a las fuerzas de la vida, de las cosechas y de la fertilidad.
La Candelaria es la cristianización de una fiesta pagana muy anterior cuyo significado esencial era el de "Fiesta de la Purificación". Entre los romanos esta festividad adoptó una variante que hizo que se la conociera como Lupercalia o “Fiesta del Dios Pan”.
Varios autores nos hablan de esta fiesta como de la celebración del restablecimiento de la Diosa después de dar a luz al niño‑Dios‑Sol, lo que aconteció exactamente 40 días antes, en el solsticio de invierno, en la festividad de la Natividad. En definitiva, seria la cuarentena nece­saria para el restablecimiento del cuerpo de la madre des­pués del parto, simbolizado en una celebración religiosa.
De hecho, ya indicábamos que el significado esencial de esta fecha es el de purificación, y coincide con un gran festival céltico del fuego, probablemente el que da origen a la festividad y que recibe el nombre de Imbolc. La fiesta pagana coincidió con el día de la purificación en el calendario cristiano, pero después fue trasladada al día 2 de febrero, tanto porque se cumplía la cuarentena desde el 25 de diciembre, como porque de esta manera se hacía coinci­dir con el antiguo festival céltico. Aun así, se mantuvo el significado de purificación, haciendo coincidir las dos fiestas paganas.
El día de la Candelaria iniciaba el mes de la purifica­ción. Quedó definitivamente fijada a esta fecha la cele­bración de la purificación de la Virgen María. En esta fecha el oso o cualquier otro animal hibernante, sale de su cubil con el fin de examinar qué tiempo hace. Si está claro, es decir si hay luna llena, el oso vuelve a su guarida; es señal de que el invierno durará todavía cuarenta días más, prolongándose hasta el 10 de marzo más o menos, por eso hay un refrán que dice : “ Por  la Candelaria el invierno se apacigua o retoma rabia”.
Otro dato interesante acerca de esta festividad nos viene dado por la costumbre practicada en Hesse y Meiningen, donde se come carne de cerdo el día de la Candelaria, guardándose los huesos hasta la época de la siembra. Cuando llega ésta, se los coloca en el surco o en el saco que lleva el sembrador. Así, su ingestión cumplía un significado similar al de la comunión, de tal modo que, en una ceremonia de Teo­fagia (comerse a los dioses) se comía la carne de la Diosa y se incorporaba al cuerpo mismo de los fieles.
Costumbres parecidas nos llevan a los ritos de sacrifi­cios taurinos en los que la muerte del toro significaba la fertilización de la tierra para propiciar las cosechas.